Las ciudades salvajes
Hace poco veía un documental en el que utilizaban el concepto de “ciudad salvaje” y en el que hablaban de Berlín, Alemania, como una ciudad que está adoptando ese concepto como una alternativa para rescatar a la flora y la fauna mediante la generación de nuevas áreas verdes.
Pero estas áreas verdes de las que se hablaba en el documental no son las tradicionales áreas en las que podemos observar un césped bien cuidado y muchas flores perfectamente acomodadas. Si no que son todo lo contrario, es decir, son espacios donde se permite a la naturaleza el crecimiento sin ningún tipo de criterio ornamental, por lo que también podríamos llamarles áreas libres, libres para que la vegetación nativa retome su curso, para que los animales se refugien y puedan vivir en paz.
El ejemplo de la ciudad de Berlín no me pareció un caso desconocido, ya que en Iztapalapa, en San Miguel Teotongo, hace más de veinte años que recuperamos un predio en la sección Capilla, y en ese lugar, donde un grupo de fraccionadores clandestinos pretendían construir casas, la Unión de Colonos construimos un parque ecológico, al que con esfuerzo y trabajo colectivo poco a poco fuimos cuidando hasta lograr que la naturaleza recuperara su curso. Hoy el Parque Ecológico de San Miguel Teotongo es un refugio de vida salvaje y una muestra de que, con organización, podemos rescatar al planeta.
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